Lis llegó a este mundo un mes antes de lo previsto. En la última ecografía los médicos vieron que algo no iba bien y tenía que nacer lo más pronto posible.Con mi hijo mayor pude tener un parto natural, sin epidural, súper respetuoso y bonito e incluso una lactancia fácil y placentera.
Con Lis todo fue diferente y con un gran aprendizaje al mismo tiempo.
Nació por cesárea, les pedí a los médicos que por favor me la pusieran enseguida en el pecho y me dijeron que dependía de como naciera la niña. Cabía la posibilidad de que tuviera que ir directamente a la Unidad de Cuidados Intensivos neonatal. Gracias a Dios, les pareció que si podía estar conmigo mientras me cosían.
Pocos minutos después se la llevaron a la UCI y mi marido se fue con ella para poder hacer el piel con piel. Yo, estando lejos de mi hija intenté enseguida empezar a estimular los pechos para poder sacar calostro para mi hija. Tuve la ayuda de dos enfermeras que fueron como ángeles y me ayudaron a no rendirme. Era difícil puesto que había sido cesárea y además mi hija estaba lejos… pero lo conseguí. Cada vez que llenaba una jeringa, mi marido venía a buscarla y se la daba con la técnica del dedo-jeringa. Queríamos evitar darle biberones. Por la noche, me dejaron bajar y estar con ella. Se enganchó al pecho y fue maravilloso.Los médicos tenían claro que al día siguiente tenían que operar a mi hija de la cabeza, pero en ese momento, cuando tenía a mi hija en brazos, tuve la certeza de que Lis no necesitaba esa operación. Sentí que estaba bien.
Al día siguiente los médicos, asombrados, vieron que por el momento no había que operarla. Nos avisaron de que irían haciendo controles y a los días nos fuimos a casa.
Seguíamos con pecho exclusivo, a demanda, día y noche, horas y horas. Muchas noches en vela, mucho cansancio pero mucho amor. Cada vez que me miraba a los ojos me daban igual mis ojeras ;)A los meses nos dieron la noticia de que había que operar a Lis por la hidrocefalia que sufría.
Entró en quirófano con el peso perfecto (gracias a tanta teta) para que le pudieran colocar una válvula de adulto en vez de una de bebé.
Hoy Lis es una niña sana, feliz, alegre, vital y con una valentía fuera de lo común.